|
|
Agosto 2018
Tres
recipientes con agua, embudos, esponjas, coladores,
tubos… Todo estaba preparado para jugar, pero María no
pudo esperar ni un momento y se abalanzó con gesto
decidido recorriendo las cubetas con sus pasos ligeros y
refrescantes.
Jugar con agua es volver al principio. A esa bolsa
cálida y llena de ecos maternos. A ese flotar conocido.
A ese latido mojado precursor de baños y de caricias.
El agua y la tierra, generadores de vida, de crecimiento
y de placer.
El agua y la tierra, que invitan a un juego
interminable, a hacer y deshacer, a embadurnarse y
limpiarse, a amontonar y vaciar, a crear nuevas pieles
protectoras, a inventar, a soñar.
El agua y la tierra, las materias madre que los niños
necesitan. |
|
|